Aquella hoja en blanco
(Esta historia o cuento va por capítulos, por razones de corazon, va de poco a poco)
1.- Sol que salta de nube en nube
¿Desde cuándo? Era la pregunta que flotaba en su mente aquella tarde, tarde de nubes desordenadas, de café frio, de viento rebelde, de frio que calaba sus huesos aunque el sol cayera como plomo por minutos sobre el, de cigarros que se consumían sin ser del todo fumados, de copa de vino que se aburría por no sentir labio alguno en su cuerpo.
De reojo mira aquella pluma, aquella hoja de papel aun en blanco, ¿desde cuándo no escribía sobre un papel? Aquella carta que había encontrado en lo que trataba de arreglar miles de notas y cartas de acreedores, y que fue un ejercicio interrumpido súbitamente por la respiración de aquella carta escrita para ella hacia cosa de dos años, la leyó, la releyó, estaba fechada en junio, estaba escrita de su puño y letra, estaba firmada y jamás entregada, trataba de recordar el por qué no la entrego, trataba de entender que había pasado de ellos, de ella, de el, de la vida, de los sueños… se sintió en pausa, ahora estaba el solo contra el, sin más compañía que el y sus sentimientos, sin más compañía que esa absurda tristeza que a veces se anidaba en su interior, preso de esa euforia que lo invadía algunas mañanas que despertaba recordando el sueño donde ella casi real se entregaba a el casi real, en otros momentos la tarde y la depresión se le venían encima sin avisar, y esos cambios involuntarios de ánimo empezaban a preocuparle, de hecho la idea de arreglar los papeles, las cuentas, los pagos, las deudas, habían sido una idea para dejar de pensar, para dejar de sentir, pero al encontrar esa carta sin entregar los estados de ánimo se mezclaron, se estacionaron, se quedaron varados en esa tarde, en ese sol que iba y venía, que saltaba de nube en nube, que hacia rabos de nube en cualquier nube, en ese frio que se instalaba en su corazón, y en esa hoja de papel blanco que ahora había puesto sobre la mesa del comedor al lado de la pluma de perritos.
Labels: animos, carta, cuento, frio, hoja, humores, nubes, papel, sol
2 Comments:
que el corazon, siempre te siga dictado las razones
y nunca dejes hojas en blanco ,sería una pena no saber que escribes en ellas
" sin más compañía que esa absurda tristeza que a veces se anidaba en su interior"
Luis sin lugar a dudas , tienes un gran talento para las letras
Post a Comment
<< Home